Como en casi todo en la vida lo más complejo es comprender y llevar a la práctica las buenas prácticas en forma sostenida y ordenada durante toda la vida del deportista, evitando intentar soluciones extremas en forma esporádica.

El aprendizaje ha de ser que estas buenas prácticas han de convertirse en hábitos, para lo cual cuanto más joven el jinete comience a trabajarlas, más beneficioso será para su vida profesional futura.