Es importante cuidar de elegir siempre que sea posible alimentos naturales o mínimamente procesados. Por ejemplo:

  • Verduras y frutas. Pueden ser frescas, congeladas o envasadas.
  • Carnes magras cuidando de quitar la piel y la grasa visible antes de la cocción. En lo posible alternando entre carne roja, pollo y pescado.
  • Legumbres, como lentejas, porotos, garbanzos.
  • Claras de huevo y lácteos descremados. 
  • Cereales como arroz, avena, quinoa, harinas, pastas simples. Si son integrales es aún mejor porque aportan fibra y menos azúcar. Esto hace que tengan un índice glicémico más bajo lo cual promueve la oxidación de grasas.