El consumo de bebidas alcohólicas no forma parte de una alimentación saludable porque no aporta nutrientes y porque aporta lo que llamamos “calorías vacías”. Estas son responsables del aumento de peso a través de la formación de grasa.

Es decir, el consumo frecuente de alcohol produce aumento de peso, entre otras consecuencias como eventuales daños en el páncreas, hígado, estómago y esófago, desnutrición, distintos tipos de cáncer, empeorar el control de la hipertensión arterial y problemas cardíacos.